Paella los jueves

Cuenta Peláez que el culpable de la paella madrileña de los jueves no es otro que el Generalísimo Franco, que a pesar de ser más gallego que el pulpo le gustaba más la paella valenciana que un tonto un lapicero (con perdón). Resulta que el inquilino del Palacio del Pardo tenía por costumbre salir los jueves a comer por Madrid, haciendo gala de una campechanía que quedó como marca de la casa de la Jefatura del Estado.

El caso es que Franco no avisaba dónde iba a comer ese día. Lo mismo acudía alJockey que se plantaba en el Bar Noviciado, como un parroquiano más. Eso sí, más le valía al dueño tener paella en el menú porque, de no ser así, el Generalísimo montaba en cólera y ¡menudo genio tenía el sátrapa, que más de uno acabó dos metros bajo tierra de la Almudena por servir acelgas ese día!

De modo que acuciados por la imprevisible ruleta rusa del sátrapa, los restauradores de Madrid y provincias acordaron, como un solo hombre, incluir siempre la opción paella en el menú de los jueves. Y ahí se ha quedado, como el absurdo horario alemán para comer o la bonita costumbre de nuestro primer ciudadano de mezclarse con la chusma, como si fuera uno más.